En un principio se trató de buscar una iluminación artificial potente pero lo más difuminada posible con objeto de evitar las sombras que suelen aparecer cuando la luz es muy directa. Para ello compramos dos potentes focos de 300W, como los que se usan en los escenarios, y los estuvimos orientando de distintas maneras para conseguir una foto sin sombras. Pronto nos dimos cuenta que era muy difícil conseguirlo.
Buscamos difuminar la luz de los focos con una estructura hecha de cartón con unas ventanas de papel seda blanco detrás de las cuales colocamos los focos. Sin embargo no conseguimos el efecto deseado, las sobras eran visibles y el pez no resaltaba sobre el fondo.
Conseguimos un embalaje de gran tamaño de poliestireno expandido o corcho blanco que suponíamos que nos iba a difuminar la luz, pero fue inútil, tuvimos los mismos problemas que con la caja de cartón y además el porexpan absorbía casi toda la luz de los focos.
Por fin encontramos la solución, que era la más sencilla de todas: aprovechar que el laboratorio tiene una buena iluminación natural no directa y poner un fondo vivo color azul mediante una tela, todo ello nos libraba de las sombras y nos hacía resaltar mucho el color un poco apagado de nuestros queridos peces disecados.